Religion in Bali is present everywhere and every day. It is literally a way of life where ceremonies mark every single step a Balinese takes and every event he or she experiences.
Hinduism came to Indonesia from India in the 5th century, was first replaced by Buddhism and later in the 14th century by Islam. However, Bali was the only part of Indonesia to remain Hindu and despite the foreign influence generated by tourism still until now Balinese people worship an elaborate array of deities: of fertility, fire, water, earth, sun, the mountains and the sea, gods and devils…
Several types of Canang |
No matter where you are in Bali, you only need to look around to see signs of religion in every corner: the “canang” or traditional baskets reign over the island filled with the most unusual gifts to the Gods such as a candy, a tangerine, some frangipani flowers, a banana or a salak fruit, some leaves, even a cigarette! Balinese start each day by buying these items in their traditional markets, they then arrange them nicely in coconut-leaf baskets and finally they pray while placing them in strategic locations around houses or workplaces. These offerings are meant to thank the good spirits and appease the evil ones, keeping the balance between good and bad in the island.
Teeth filing ceremony |
Apart from these daily rituals, ceremonies are a major aspect of the Balinese lifestyle and culture. From birth to death the Balinese celebrate a variety of milestones or rites of passage that they believe will guide the soul through the numerous stages of life. Some of these celebrations can be really shocking from a Western perspective, as it is the tooth-filing ceremony. This very significant ritual marks the step from puberty to adulthood for both males and females and it consists of filing down the canine teeth (the pointy ones) until they are even with the other teeth around them as they are considered animal-like and getting them shortened symbolizes the smoothing out of the animal aspects in a human's personality. If for whatever reason a person has not undergone this ceremony by the time he/she dies, then it will have to take place prior to his/her cremation, as the Balinese believe that the gods may mistake a human for a savage animal if his/her teeth are not filed.
Until recently, Kevin and I were exposed to religion in Bali just by watching the locals in their immaculate ceremonial clothes buying or preparing the offerings, walking to the temples, praying to holy trees... Or as we waited anxiously in traffic for a cremation procession to enter or leave a temple. Or when we witnessed from time to time the taking over of a beach by a group of worshippers to release their offerings into the ocean. But, as I promise to reveal in my next post, religion is now also part of Cuca and of our daily tasks and accomplishments.
It’s time to go, Cuca’s dining room is filling up and dinner service begins!
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La religión en Bali está presente por todos los sitios y en todo momento. Es literalmente un modo de vida en el que las ceremonias marcan cada paso que los balineses dan y cada experiencia que viven.
El hinduismo llegó a Indonesia desde la India en el siglo V, fue primero reemplazado por el budismo y luego, en el siglo XIV, por el islam. Sin embargo, Bali es el único lugar en toda Indonesia que permaneció hindú y a pesar de la influencia occidental generada por el turismo, hasta el día de hoy los balineses veneran una infinidad de dioses: de la fertilidad, del fuego, del agua, de la tierra, del sol, de las montañas y del mar, de seres benignos y demonios…
Dondequiera que estés en Bali, solo tienes que mirar a tu alrededor para ver señales religiosas en cada rincón: los “canang” o cestas tradicionales reinan sobre la isla llenas de las ofrendas más inusuales que os podáis imaginar, tales como un caramelo, una mandarina, algunas plumerías (flores típicas de Bali), un plátano o una fruta de piel de serpiente, algunas hojas, ¡o incluso un cigarro! Los balineses empiezan cada día comprando estos objetos en los mercados tradicionales, después los colocan cuidadosamente en una cesta hecha de hojas de palmera y finalmente rezan mientras los van poniendo en rincones estratégicos por las casas y los lugares de trabajo. Estas ofrendas se realizan como agradecimiento a los buenos espíritus y para apaciguar los demoníacos, manteniendo así el equilibrio entre el bien y el mal en la isla.
Aparte de estos rituales diarios, las ceremonias son un aspecto muy importante del estilo de vida y la cultura balineses. Desde el nacimiento hasta la muerte los balineses celebran una gran variedad de hitos o ritos de iniciación que se cree que guían al alma a través de las numerosas facetas de la vida. Alguna de estas celebraciones puede resultar realmente sorprendente desde una perspectiva occidental, como es el caso de la ceremonia de limado de dientes. Este singular ritual marca el paso de la adolescencia a la edad adulta tanto para los hombres como para las mujeres y consiste en limar los colmillos del adolescente hasta que están al mismo nivel de sus otros dientes, ya que estas piezas se consideran un atributo animal y acortándolos se intentan suavizar los aspectos animales presentes en la personalidad humana. Si por cualquier razón alguien no se ha sometido a esta ceremonia y muere, entonces tendrá que pasar por la misma antes de que se incinere su cadáver, porque los balineses creen que los dioses pueden confundir a un humano por animal salvaje si no se le han limado los dientes.
Hasta hace muy poco Kevin y yo estábamos expuestos a la religión en Bali meramente observando a los lugareños en sus inmaculadas ropas ceremoniales comprar o preparar las ofrendas, caminar a los templos, rezar a los árboles sagrados… o mientras esperábamos ansiosos en medio del tráfico a que entrara o saliera de un templo una procesión para incinerar a un difunto. O cuando de vez cuando observábamos cómo un grupo de devotos invadía la playa para dejar sus ofrendas en el océano. Pero, tal y como os revelaré en mi próxima entrada del blog, la religión ahora también es parte de la vida de Cuca y de nuestras tareas y logros diarios.
Pero ahora os tengo que dejar, ¡es hora de cenar y el comedor de Cuca se está llenando!