Tuesday 16 October 2012

A morning to remember

Our morning yesterday was quite an unusual one…

First fishmonger at 5am
We woke up at 3.30am to be among the first ones to welcome the fish at Jimbaran Bay. As we approached the beach everything seemed very quiet but amidst the dark we were greeted now and then by several “Selamat pagi!” (good mornings) that revealed the fishermen already waiting. They were having a coffee (a super “manis” one… very, very sweet!) and chatting among themselves so we joined in and later followed them as they make their way to the sea shore.
Waiting time

Some fishmongers beat us there and were already displaying their fish from their evening’s catch but most took positions squatting and looking fixedly at the sea. The water was spattered with bobbing boats and we were wondering what would happen next as none of the boats seemed to be approaching us.
Boats at Jimbaran Bay
After an hour or so, when the sun had already risen, the fishermen came back to life and started to gather empty baskets that were soon loaded into small wooden boats. Men jumped in the boats and went out to sea while the women remained on the shore. Quietness returned to the beach for another hour and we were starting to grow impatient when suddenly the whole beach went crazy with activity. The small boats were returning and women and children started to run towards the water. Not wanting to miss whatever was coming next, we imitated them and had a privilege view of what was happening: the fishermen unloaded the baskets full of fresh fish on the heads of the waiting women while the children stealthily snatched small fish from the baskets ignoring reprimands from the adults and putting away their loot in small plastic bags.

Innocent looking children wandering around :)

Our cameraman filming the women carrying the fish
This scene took place every time one of the boats reached the shore and kept on happening for a couple of hours, every single time with the same excitement. Slowly the beach filled up with fish baskets and an equally mysterious activity developed… some people started to check the fish and shout prices while others were taking notes. Although the scene was mesmerizing, we realized that the children were nearby holding their own little auction and selling the few fishes they had managed to grab from the grown-ups.


When the commotion died down, we looked at our watch. It was already 9am! We had spent the last 5 hours captivated by a glimpse at the everyday lives of the fishermen at Jimbaran Bay.

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Nuestra mañana ayer fue de lo más inusual… 

Nos levantamos a las 3.30 de la madrugada para ser de los primeros en dar la bienvenida al pescado en la Bahía de Jimbaran. Al acercarnos a la costa todo parecía muy tranquilo pero en la oscuridad se empezaron a oír “Selamat pagi!”  (“buenos días”) que revelaban la presencia de los pescadores que ya estaban esperando. Se entretenían tomando un café (super “manis”… ¡muy, muy dulce!) y charlando así que nos sentamos con ellos y un poco más tarde les seguimos hacia la playa. 

Algunos pescadores se nos habían adelantado y ya estaban vendiendo pescado de la noche anterior pero la mayoría se sentó en cuclillas mirando fijamente al mar. El agua estaba salpicada de barcos flotando sin rumbo y nos preguntamos qué iba a pasar ya que ninguno de ellos parecía aproximarse a la orilla...

Después de una hora, cuando ya había amanecido completamente, los pescadores recobraron su actividad y empezaron a juntar cestas vacías que después cargaron en pequeños barcos de madera. Los hombres saltaron a los barcos y se adentraron en el mar y las mujeres se quedaron en la orilla. La quietud volvió a la playa durante un buen rato y ya nos estábamos impacientando cuando de pronto toda la playa se agitó con actividad. Los pequeños barcos estaban regresando y las mujeres y los niños empezaron a correr hacia el agua. Como no queríamos perdernos lo que quiera que fuera a pasar, los imitamos y observamos desde una perspectiva privilegiada lo que estaba pasando: los pescadores descargaban las cestas llenas de pescado fresco sobre las cabezas de las mujeres mientras los niños arrebataban furtivamente pequeños pescados de las canastas ignorando las reprimendas de los adultos y escondiendo su botín en bolsas de plástico. 

Esta escena se repitió cada vez que alguno de los barcos llegó a la orilla durante las siguientes dos horas, siempre con la misma agitación. Poco a poco la playa se llenó de cestas de pescado y entonces emergió una actividad igualmente misteriosa… algunas personas empezaron a tocar y comprobar el pescado gritando precios mientras otros tomaban notas. Aunque la escena era fascinante, nos dimos cuenta de que los niños mientras tanto habían organizado su pequeña subasta y estaban vendiendo el pescado que les habían arrebatado a los adultos.

Cuando se apaciguó tanto alboroto, miramos el reloj. ¡Ya eran las 9 de la mañana! Habíamos pasado las últimas 5 horas cautivados por la rutina diaria de los pescadores en la Bahía de Jimbaran.